sábado, 23 de febrero de 2008

Los medios de comunicación social, como agentes sociales. Javier Gil

En la sociedad en la que vivimos, los medios de comunicación tienen un papel fundamental en la vida: educación, costumbres, estilo de vida, etc. Estos medios de comunicación que influyen de esa manera en nuestro vivir, son: televisión, radio, prensa, móvil, agendas personales, Internet, etc.

Esta claro que todos estos medios están creando la sociedad del futuro, incluso, podemos decir que la sociedad futura, se encuentra ahora en la Prehistoria.
En estos momentos todo el mundo quiere tener presencia en la Red, porque será el medio de comunicación por excelencia de cara al futuro: los partidos políticos ya hacen su “pegada de carteles” en la red, tenemos mucha publicidad que llega a nuestro correo electrónico, etc.

Pero, hablando de la realidad actual, no sólo es Internet el medio que más influye. Muchas de las personas no conocen este medio, o no tienen los conocimientos específicos para acercarse a él. Podríamos decir entonces que Internet es el medio que más influye, dependiendo de la edad, dependiendo del nivel adquisitivo y cultural, etc; y si hablamos del mundo, como aldea global, las diferencias se subrayan, ya que la mayoría de esta población vive en la extrema pobreza, y ellos no conocen Internet y, por suerte, tampoco lo echan de menos; si no están cubiertas sus necesidades básicas, lo de Internet ni se lo plantean.
Internet no une, separa. No lima las diferencias sino que las agranda. Eso es lo que se desprende de algunos informes sobre la Red; como muestra, los datos de un estudio de la OIT: el 90% de los internautas se encuentra en los países industrializados; África y Oriente Medio sólo acogen al 1%, mientras el 57% del total vive en Estados Unidos y Canadá. Info-pobres e info-ricos.
Internet ha aumentado el abismo que separa a ricos y pobres. El norte, cada vez más tecnológico, más industrializado, más comunicado... estas tecnologías no sirven para los pueblos del sur, cada vez menos industrializados, nada de comunicados, nada de tecnológicos, es decir, cada vez más pobres. La red aumenta estas diferencias, por que los ricos cada vez son más trabajando cada vez menos, y los pobres cada vez trabajan más para los demás y ellos sin nada. Las desigualdades que hoy sufre una gran parte de la población mundial seguirán creciendo.

Debido a esto, sería conveniente hablar de otro medio que llega a más población: “la televisión”. La televisión tiene mucha audiencia, de todas las edades. Los mensajes de televisión tienden a uniformar el gusto, incitar al consumo, igualar la visión del mundo... La audiencia, ve pasar imágenes y sonidos que llevan a una construcción, que la mayoría de las veces, no está realizada por medio de una reflexión.
Este papel, lo realiza de forma muy clara: la publicidad. Ésta tiene como objetivo crear una marca para dar a conocer que eso es mejor. Todos tenemos formada una idea de lo que es bueno o malo, que no vienen de nuestra propia reflexión sino de la influencia de los medios. Millones de personas compran los mismos objetos, visten igual, tienden a comprar unos coches u otros... esto es el resultado de la audiencia por el bombardeo de los mensajes televisivos.

Pero, ¿los canales de televisión se preocupan de las audiencias?. La T.V. se preocupa por el número de espectadores, no por los intereses o necesidades de éstos. Con los medios de comunicación, nosotros (los espectadores) somos la materia que se compra y se vende. Según indica Alfonso Gutiérrez Martín “En una economía de mercado, la cantidad de espectadores o “consumidores”, justifica la emisión o retirada de un producto mediático”.

Los representantes de la televisión venden a las empresas que quieran publicidad, los espectadores que ven la tele en ese momento, debido a que hay un programa u otro con una cantidad más grande o más pequeña de audiencia. Por ejemplo, el famoso anuncio de “Freixenet” que vemos en los primeros minutos del año, no se paga por la cantidad de tiempo que necesita, aunque también se tenga en cuenta, sino por la gente que ve ese anuncio a principios de año, que es bastante.

La televisión pública, tendría que preocuparse por programas de calidad, que el espectador vea buena televisión y no televisión basura, los responsables de los distintos canales de televisión, deben preocuparse por hacer programas de calidad, aunque no tengan mucho público, no es cuestión de moralidad, sino de gusto, calidad, formación y buena información del espectador...
Pero, lamentablemente, lo que importa es la cantidad de espectadores, no su educación y entretenimiento de calidad: Deberíamos tener en cuenta que “lo que importa es la calidad y no la cantidad”.

Pero en plena era de las nuevas tecnologías, sobre todo gracias a la expansión de Internet, el espionaje también se ha globalizado. Hoy en día, las agencias de espionaje de unos 150 países pueden interceptar las comunicaciones de los ciudadanos, escuchar lo que dicen o leer sus mensajes. Podemos creer que nos amparan la Carta de Derechos Humanos, o la Constitución, pero el espionaje masivo de las comunicaciones pasa por encima de cualquier ley, nacional o internacional. Además, tras los terribles atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, la mayoría de países democráticos han aprobado nuevas leyes que permiten al Estado entrometerse en nuestra vida privada. Por ejemplo, en nuestros correos electrónicos, llamadas telefónicas... a través de palabras como “petróleo, Bin Laden...” se activan una serie de robots que escuchan tus llamadas, sms... y si llega el caso, te fichan como “posible delincuente”.
Las cámaras de vigilancia nos observan como si fueran “Gran Hermano” y analizan incluso nuestro estado anímico, ¿debemos proteger nuestra intimidad?; sí, debemos proteger nuestra intimidad y luchar para que nadie nos “invada”. Organizaciones como “Libertad vigilada”, trabaja en contra de todo espionaje que se realiza en nuestras vidas.

Algunos americanos, se han quejado de la TIA (total conocimiento de la Información) por poseer todo el conocimiento de la información y atentar contra las libertades de los ciudadanos y la TIA ha pasado a otro significado, aunque con las mismas siglas TIA (Conocimiento de la información terrorista); está claro que éste significado ha sido cambiado para “adornar” su imagen pero no deja de ser lo que era realmente.
Las compras con tarjetas de crédito, las paradas en los cajeros automáticos y la navegación por Internet son tres maneras obvias de rastrear información personal. Incluso, para quienes pagan todo en efectivo hay riesgos, dijo Sobel: “es casi imposible rentar un auto o comprar un pasaje aéreo con efectivo en Estados Unidos y no despertar sospechas”. El Centro Electrónico de Información de Privacidad, conocido por sus siglas en inglés EPIC, dijo que las tarjetas de ahorro de los supermercados, los directorios telefónicos, los sondeos, las rifas y apuestas, los registros de propiedad y financieros, las tarjetas de garantía de productos y las suscripciones de revistas pueden ser usados para crear perfiles del consumidor útiles en la mercadotecnia. Estos documentos, aparentemente no relacionados, pueden dar un panorama detallado que puede incluir, no sólo las preferencias de compras e ingresos de una persona, sino su "estilo de vida" como el tipo de mascota que posee, en qué grupo religioso participa y si tiene enfermedades que van desde hongos hasta cáncer.
En conclusión, la libertad que nos ofrecen los medios a nivel informativo y de comunicación, se convierten en desinformación e incomunicación.

Por todo esto, es necesaria una buena EDUCACIÓN PARA LOS MEDIOS. Desde la familia, desde la escuela, desde toda la sociedad… debe plantearse en crear individuos críticos, que sean capaces de analizar la información desde unos conocimientos y desde una actitud que genere una personalidad propia, y no una personalidad creada por los medios. Como indica también Alfonso Gutiérrez Martín: “Tal vez no sea tan importante que el alumno conozca los entramados de la empresa Microsoft o el grupo PRISA, por ejemplo, como que conozca lo suficiente para deducir que detrás de cada producto, cada noticia, puede haber un interés comercial e ideológico, que detrás de cada producto multimedia hay unos programadores, unos diseñadores, unos distribuidores comerciales, etc., en posible conflicto con la política de la empresa. Todo esto, como podrá comprobarse a partir del análisis de un caso concreto de producción, influye en el tipo de información, en el tipo de documento y en su comercialización o difusión.”

Javier Gil Quintana

1 comentario:

Unknown dijo...

Me lo debore entero el texto, me hizo pensar bastante sobre la sociedad de hoy en dia, y de seguro me haga hacerlo mas adelante. Gracias por el gran trabajo :)